Lilypie Waiting to Adopt tickers

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sábado, 1 de octubre de 2011

La noche larga

Llueve y hace frío acá. Mi chiquito sin rostro, dónde estarás.
No veo la hora de llegar a vos. Porque sé que estamos destinados a encontrarnos es que puedo esperar, porque creo que este momento es algo que la vida quiere enseñarnos a vos y a mi, es que la espera es un momento de aprendizaje.
Ayer me contaron un cuentito, que te quiero contar.
Había una vez un poco de barro, alguien lo tomó y lo golpeó sin parar... horas y horas de golpes, después lo retorció hasta que por fin tuvo forma de cuenco.
El barro, adolorido, pensó, bien ya está, ya pasó.
Pero entonces, alguien lo puso en un horno, y estaba muy caliente, y el cuenquito de barro no podía más del calor, hasta que por fin lo sacaron del horno, y se vió y dijo, bien, tanto sufrimiento, pero ahora soy un cuenco que puede portar agua sin derretirse, ya pasó...
Pero vino alguien y lo metió en pintura... y dentro de la pintura no podía respirar... ya estaba cansado de tanto maltrato, cuando finalmente lo sacaron de la pintura, y entonces... otra vez un horno!!! qué fastidio, qué calor, qué agobio!!! Pensó que no iba a resistir, pero resistió.
Finalmente lo colocaron en una vitrina, y viò su reflejo y comprendió que tanto sacrificio, lo había convertido en una hermosa taza.
En ese momento, un niño pasaba, y lo tomó en sus manos.
Todas las tardes toman la leche juntos.
Ese poquito de barro finalmente entendió que se puede convertir el dolor, y hacerse más bello y mejor.
Espero que nosotros también podamos convertir los dolores, espero que podamos crecer juntos en belleza, de esa que no borra el tiempo, y aprender de este tiempo y de los que vendrán.
Sigo caminando, estoy llegando. Esperame.
Un beso grande como la luna, e infito como el cielo que miro pensando en vos.

1 comentario:

Cris dijo...

Paula, precioso el cuento y cuanta razón.
un beso